Tras la escasa solemnidad que se le daba a la Semana Santa en Soria, en lo que a procesiones se refiere, desde finales del siglo XVIII hasta finales del siglo XIX surge una inquietud que se verá satisfecha con las acciones que el M. I. Don Pedro Domínguz, Canónigo de la entoces colegiata de San Pedro de Soria, lleva a cabo para fomentar la piedad religiosa y dar la merecida solemnidad a la única procesión existente en la capital.
Como reflejan las Actas Capitulares de la Colegiata de san Pedro en el capítulo del día 16 de abril de 1887, el seño Doctoral puso en conocimiento del Cabildo el interés de algunas personas que habían manifestado sus deseos de crear bajo el patronazgo del Cabildo una Asociación o Cofradía cuyo fin sería el de celebrar con Solemnidad la procesión del Santo Entierro de Cristo. Idea que el cabildo acogió con agrado y para el cual decidió establecer una comisión compuesta por D. Pedro Domínguez y D. vicente Molina. Esta comisión debía elaborar o más bien guiar en la elaboración de unas normas que rigieran a la Hermandad o cofradía para su posterior aprobación por el Ilustrísimo y Revendísimo Prelado Diocesano
Había llegado el momento de hacer realidad aquel piadoso deseo y todo se dispuso para celebrar una primera reunión en la casa palacio del Marqués de la Vilueña el 6 de mayo de 1887. Es aquí donde se decide establecer una junta provisional que se encargue de organizar los primeros pasos de la Cofradía del Santo Entierro de cristo. Poco a poco y con el paso del tiempo se fue avanzando en la cimentación de la cofradía
