ACTOS

Capítulo General

El viernes anterior al viernes de Dolores, la Cofradía del Santo Entierro celebra en los salones de la Casa Diocesana Pío XII de Soria su asamblea general. En ella tiene lugar la lectura de actas anteriores, la publicación de las cuentas de la Cofradía y el sorteo para las representaciones que los hermanos del Santo Entierro han de realizar en las procesiones de las otras siete cofradías de la ciudad. Del mismo modo se tratan asuntos de importancia para el buen funcionamiento de la Cofradía.

Procesión y Eucaristía de Domingo de Ramos

En torno a las 10 de la mañana del Domingo de Ramos, los hermanos del Santo Entierro se reúnen en los claustros de la Concatedral de San Pedro Apóstol, sede canónica de la hermandad, para asistir a la procesión de ramos y la Eucaristía.

Ágape de hermandad

Tras la procesión y Eucaristía del Domingo de Ramos los hermanos disfrutan de un pequeño vino español en fraternidad, es un buen momento para el rencuentro.

Procesión de la Entrada de Jesús en Jerusalén

Los niños y niñas de la cofradía del Santo Entierro son los verdaderos protagonistas en este día en el que el pueblo aclama la entrada de Jesús en Jerusalén agitando en sus manos blancas palmas o adornados ramos de romero. Por eso, ellos son los representantes de la Cofradía en la procesión de la Entrada de Jesús en Jerusalén desde el año 1960, momento en el que se adquiere la nueva figura. Sin embargo la Cofradías del Santo Entierro decidió poner en marcha una nueva iniciativa en el año 1991, es decir, un año después de la fundación de la banda de tambores y timbales de la Cofradía, ya que desde ese año, la banda de la Cofradía marca el paso de dicha procesión. Una más tarde se uniría la banda de cornetas de la Cofradía de las Santas Caídas de Jesús. Tras la fundación de la nueva Cofradía de la Entrada de Jesús en Jerusalén en el años 2009 esta colaboración sigue estando vigente.

Misa in Coena Domini

En la tarde del Jueves Santo los hermanos cofrades vuelven a revestir su querido hábito para conmemorar la institución de la Eucaristía y renovar el mandato del amor fraterno. La Concatedral de San Pedro Apóstol es el escenario en que tiene lugar este maravilloso momento. Seis pequeños cofrades del Santo Entierro y otros seis de la Cofradía de las Santas Caídas de Jesús, representarán a los 12 apóstoles que compartieron el banquete pascual en aquella noche santa. Tras la Eucaristía, los hermanos de ambas cofradías acompañan entonando un canto eucarístico la procesión hasta el Monumento donde se guardará el Santísimo hasta los Oficios del Viernes Santo. Durante este periodo los hermanos del Santo Entierro y de las Santas Caídas, velan ante el monumento, mientras la urna silenciosa les recibe y despide en sus turnos de vela.

Procesión General del Santo Entierro

Es el momento culmen del cofrade del Santo Entierro. En la tarde noche del Viernes Santo, la Concatedral de San Pedro Apóstol empieza a llenarse de vida. Los cofrades de las diferentes cofradías de la ciudad se van revistiendo en torno a sus pasos. Todos se van preparando para procesionar siguiendo el orden cronológico de la Pasión. Abre el cortejo la Cruz procesional del cabildo de la Concatedral seguido de los hermanos de las Cofradía de la Entrada de Jesús en Jerusalén. Poco a poco los hermanos de la Cofradía de la Oración en el Huerto se van disponiendo en filas mientras asoma imperios por la puerta de la Concatedral la palmera bajo la que se cobijan Cristo y el ángel. Un pequeño paso a hombros de Jesús atado a la columna, es portado por los hermanos cofrades de la Flagelación y en la medida en la que este avanza calle arriba, bajo el dintel de la puerta asoma la mirada suplicante de Cristo azotado por un iracundo sayón, mientras el romano parece absorto en sus propios pensamientos como si se encontrara inmerso en una escena cotidiana. No tarda mucho en salir el Ecce Homo, Cristo coronado, no de oro, si no de espinas, engalanado con un manto de púrpura y portando en sus manos una caña como cetro, el cual es acompañado por los hermanos de la Cofradía Penitencial del Ecce Homo. Bajo el peso de la cruz, mira al cielo el Nazareno, un romano tira de la cuerda con vehemencia con afán de levantarlo, mientras formados en la calle anuncian su salida a toque de corneta los hermanos de la Cofradía de las Santas Caídas de Jesús. Tras ellos, el calvario de los Florines se descubre ante los ojos de los que presencian la escena acompañado por hermanos de la Cofradía de las Siete Palabras de Jesús en la cruz. Solitario brota de la oscuridad del templo el Cristo del Humilladero acompañado de unos pocos hermanos de la Cofradía de la Virgen de Soledad.
Bajo el dintel de la puerta, aparece un estandarte bordado en oro sobre fondo negro, en el se identifican los elementos de la pasión, tras él van apareciendo los miembros más pequeños del Santo Entierro que poco a poco son organizados por el hermano cetro. Ha llegado el gran momento, un redoble austero, pero sentido, marca el paso, el rojo de miles de claveles capta la atención de todos los visitantes. Sobre ellos, el brillo del relicario del Lignum Crucis portado por dieciséis hermanos del Santo Entierro. Se hace el silencio mientras la cofradía madre avanza calle arriba, este silencio solo se verá roto por los sones del himno de España que la banda entona en honor del paso titular de la Cofradía, el Santo Sepulcro. Avanza sereno, como mecido por dieciséis hombros que caminan unidos como si fueran uno. Tras ellos, la madre, afligida, en soledad sin el Hijo aunque arropada por sus cofrades.
Al final del trayecto, una emotiva despedida, la madre se despide del Hijo, rígido por la muerte que será mecido de vuelta a la Concatedral en espera del Domingo de Resurrección.

Procesión del Encuentro

En la mañana de Pascua los hermanos del Santo Entierro se reparten entre dos templos. La iglesia del Salvador y la Concatedral de San Pedro Apóstol para acompañar a nuestra madre la Virgen de la Alegría y a Cristo resucitado respectivamente. Son dos cortejos diferentes y que se encuentran formados por los miembros de todas las cofradías de la ciudad. Sin embargo, estas procesiones se unirán para convertirse en una sola y concluir en la Concatedral de San Pedro Apóstol, donde tendrá lugar la Eucaristía.